Además se agrega el artículo de Baltazar Sánchez (Presidente de Cristalerias de Chile S.A.), donde relata la experiencia del concurso que originó la obra, la visión de Ricardo Claro y la Industría hoy en día...
Guillermo Hevia. Arquitecto Global
por Federico Willoughby Olivos
Mucho antes de que se hablara de la huella de carbono, de Al Gore o de La Verdad Incómoda, este arquitecto ya estaba trabajando para hacer una construcción sustentable respecto al medio ambiente. Años después no sólo es un pionero en el tema, sino que su trabajo marca la pauta en todo el mundo.
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La trastienda de un éxito
por Baltazar Sánchez
"Para construir la segunda planta de Cristalerías de Chile se buscaron muchas locaciones, tomando especialmente en consideración los aspectos medioambientales y la calidad de vida para los trabajadores que se trasladarían a este nueva centro. Una vez que dimos con el terreno de Llay Llay, tuvimos que resolver un problema muy complejo de nivel freático que nos obligaba a construir la planta hacia arriba en vez de construir grandes subterráneos, como ocurre en Padre Hurtado donde están ubicados los hornos de la planta anterior.
Esto significaba que había que fundar en “una laguna” –lo cual se logró con un estudio de cálculo extraordinario de la empresa Foster Wheeler– y además, buscar una solución arquitectónica que fuera amable con el lugar, ya que significaba construir un edificio de 10 pisos en la mitad de un potrero, con una cordillera al fondo y en paralelo a la carretera...
Y aunque todo indicaba que esta mole se nos vendría encima sí o sí, según el presidente de la compañía por 32 años, don Ricardo Claro Valdés, había una doble razón para instalar la planta en ese lugar... y bien; es decir, sin trastornar el entorno. El era muy cercano a Llay Llay por un fundo de su señora y siempre supo que nadie le perdonaría hacer algo que contaminara visualmente el lugar.
Un día fuimos con Cirilo Elton, gerente general, a mostrarle los distintos proyectos de arquitectura que se presentaron al concurso (Juan Sabbagh, Correa&Léniz) , pensando que lo que aparecía en las maquetas no permitiría dimensionar el tremendo edificio que se nos vendría encima. Sin embargo, don Ricardo las miró y sonrió de inmediato. Para él, el proyecto de Guillermo Hevia pasaba la prueba –precisamente– por la “jugada arquitectónica del tobogán del techo, que disminuía la invasión visual del terreno”. Salimos felices de esa reunión.
Mientras avanzaba la obra, don Ricardo pasó muchas veces por el lugar y constató en persona cómo crecía este monstruo.
Saltándome todos los inconvenientes intermedios que sufrimos, diría que una vez que llegó el día de la inauguración, tuvimos plena claridad de que la planta se había transformado en un icono arquitectónico industrial, celebrado ya no sólo por la gente de Llay Llay, sino por todos los que pasan por la carretera y por el empresariado en general.
Hoy estamos contentos. La planta no sólo es de última tecnología y de gran aceptación entre nuestros trabajadores, sino que es una instalación que entrega la mejor calidad de envases existentes en el país y con perfecta armonía con el medio ambiente".Por Baltazar Sánchez, presidente Cristalerías de Chile.
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